Abordar la ciudad como un espacio que ofrece opciones más allá de la cotidianidad de sus lugares y dinámicas convencionales, nos obliga a replantear nuestro propio ser en ella, redescubriendo una relación más íntima,  elaborada y plena de nuevas significaciones.

  En tanto que habitantes  “en” ella, transcurrimos como organismos que consumen y absorben todo cuanto ella ofrece: la recorremos como territorio tomado  y apropiamos lo que, a nuestra cuenta y razón, percibimos como nuestro. Es casi un ejercicio cotidiano de acumulación de todos los excesos sobre ella. No es difícil entender que las tensiones y las atmósferas enrarecidas  que caracterizan  diversos espacios citadinos  corresponden  a maniobras de apropiación de sus habitantes, unas veces sutiles y seductoras, otras veces frenéticas y repudiables.

Es la visión de la  intoxicación  de sus sentidos y el enajenamiento de su espíritu lo que puede acercarnos a reflexionar sobre una una ciudad que se muere por partes, que sobrevive por partes…   desde el socavamiento de su dignidad ancestral en el anclaje de refugios que se levantan desde su propia epidermis como expresiones de poder y control,  hasta holocaustos simbólicos inducidos por  hilos seductores de imágenes posibles y sueños que se vuelven realidad: nuevos centros urbanos que se levantan como si esta no fuera la ciudad mítica de nuestros ancestros indígenas y muestran un rostro tomado de los centros financieros del mundo;  consumo revestido de la piel de la ecología, del deber ciudadano, de los derechos, de la participación y la solidaridad y de la necesidad de renovar el sentido (aún no construido desde el ejercicio de nuestra propia ciudadanía!) del valor de la ciencia y de lo tecnológico en la cotidianidad de nuestra ciudad.

El juego, desde lo pedagógico-comunicativo, entonces, se llama “seducción” y es de doble cara. La mirada pedagógica se aproxima a la ciudad y reconoce indicios, devela identidades, percibe discontinuidades y nuevas miradas. Muestra la ciudad como Una y  Otr@s, en subjetividades, intencionalidades, propósitos e intereses.

Fuerzas de la cultura, de la sociedad, de la economía, la política, la ideología, que devienen en manifestaciones del espacio, de las  formas, orientaciones y sentidos  particulares reconocibles en lo citadino y sus cotidianidades, sus desencuentros: los límites norte-sur, las miradas y barullos en las rutas de buses,  las particularidades de los asentamientos urbanos, los desplazamientos corporales por sus calles, la lectura simbólica  de los artefactos del “control-convivencia”,  las transgresiones previsibles. Todo ello como mimetismo de la esperanza por una vida digna.  

Los estereotipos de ciudad y su conexión con dinámicas de uso de los espacios y de prácticas sociales y culturales ligadas a ella,  que circulan en los mass media, en la web y otros espacios que son referente para niñ@s y jóvenes ciudadanos en formación, consumidores de  imágenes y significados producidos desde la publicidad son, - entre otros- asuntos para abordarse desde lo comunicativo y lo pedagógico.

Desde allí, ¿cuál es la opción, entonces, que para estos jóvenes ciudadanos se abre desde la escuela y desde la comunicación,  en los escenarios múltiples que ofrece la ciudad?